martes, 17 de julio de 2012
"El lado negativo del doping" Roman Iucht.
La revelación del positivo que arrojó como resultado el control antidoping realizado al jugador de All Boys, Hugo Barrientos, vuelve a ubicar en el foco de la polémica a algunos resortes que el deporte mundial y el fútbol argentino en particular, ponen en práctica a la hora de las sanciones a los involucrados y que a esta altura parecieran merecer una revisión.
El reglamento es claro y los deportistas lo conocen. La ingesta de una droga prohibida está penada por la ley y si el profesional la transgrede, sabiendo de las penas que esto puede acarrearle, no queda otro camino que el de la sanción. Hasta aquí nada para mencionar. La cuestión es lineal y no admite reclamos. Sin embargo y aunque no se trate de transformar al victimario en víctima, situaciones como la de Barrientos reabren el debate, al menos para este periodista, respecto a qué debe hacerse cuando el doping positivo surge como consecuencia del hallazgo de alguna sustancia considerada como droga social.
Está comprobado que la cocaína o la marihuana no mejoran el rendimiento deportivo de un competidor. Sin embargo, a la hora de establecer el listado de las drogas prohibidas, ambas son consideradas de la misma forma que otras como los esteroides o los anabólicos a partir de las cuales hay una clara intención de obtener una ventaja por fuera de los reglamentos. Por ciertas convenciones, por pereza o por no permitirse un debate que clarifique la situación, nadie ni nada se detiene a analizar cómo actuar ante un positivo de una droga social.
Podríamos plantear el tema desde un lugar más estructural y hasta preguntarnos si la alta competencia no actúa como una picadora de carne que con su exigencia voraz, combinada con el marketing y las presiones, conforma un combo que muchas veces estimula a los deportistas a buscar la gloria a cualquier precio, pero en este caso estamos hablando de otra cosa.
La NBA, que contradictoriamente permite el uso de anabólicos, es un buen ejemplo del cual el fútbol argentino podría valerse para estos casos específicos. En el basquet profesional de los Estados Unidos no se castiga en primera instancia a un deportista que fuma un cigarrillo de marihuana o aspira una línea de cocaína, sino que lo que se busca dar es contención médica, hacer distintos tipos de evaluaciones para ver qué motivó esa ingesta y tratar de resolver de manera personal una situación que sin dudas, forma parte del mundo privado de las personas.En el fútbol argentino, sin grandes certezas sobre con qué peso le caerá la ley, todos estamos seguros de que Barrientos recibirá una dura sanción que incluso desde la "moralina" de algunos, será catalogada como "ejemplificadora". Lejos de apoyarlo o al menos contenerlo, se lo estigmatizará, se lo señalará y aunque seguirá entrenándose a la par de sus compañeros se le quitará su base de sustentación más firme que es jugar al fútbol todos los fines de semana. ¿Que debió pensarlo antes? Es verdad ¿Que los reglamentos están para cumplirse? También es cierto. Pero a cualquier jugador, incluso el más violento, que comete una falta pasible de expulsión que deja imposibilitado a otro profesional de ejercer su trabajo durante un tiempo prolongado, y el propio Barrientos podría ser un buen ejemplo, jamás se lo castigaría con doce fechas de suspensión, que es el equivalente a los tres meses que el jugador de All Boys recibirá como mínima sanción. No parece haber equivalencias entre una situación personal y otra deportiva con perjuicio para un colega. Además y aportando otro ejemplo que confirma la hipocresía, queda claro que si se trata de una droga el involucrado es castigado, pero si tuviera exceso de alcohol, el cuál puede ser igual o más nocivo, no se piensa ni en recuperación ni en sanción alguna. La ausencia de apoyo de dirigentes que prefieren mirar para otro lado, del gremio que no exige una revisión del reglamento y sus posteriores penas y del público que rápidamente levanta el dedo acusatorio, favorecen poco y nada la reinserción del deportista en su hábitat natural.
Mientras tanto, en el reino del todo pasa, éstas son consideradas causas menores. En el caos en el que está sumergido el fútbol argentino, no parece ser una cuestión urgente ni de resolución inmediata. Sin intenciones de llegar a una idea definitiva, revisar el tema, buscando pequeñas soluciones, sería al menos un buen comienzo.
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Completamente de acuerdo.
ResponderEliminarun par de preguntas:1-¿ que es peor el tabaco o la marihuana?
ResponderEliminar2-¿que es peor el alcohol o el tabaco?
3-¿que es peor el alcohol o la marihuana?
4-la merca es peor ke todas las anteriores ¿no?
5-¿si jalas pegamento puede saltar en un control antidoping?
Para mi las peores son: 1-Merca 2-Pucho 3-Alcohol 4-Marihuana.El poxiran tiene tolueno,no creo que salga en el antidoping
ResponderEliminarasike la marimba ase bien?
ResponderEliminarNo hace bien.Hace menos mal.
ResponderEliminarIba a agregar lo de la NBA pero Roman se me anticipo..es una pelotudez q castigues a un tipo que hace algo que puede perjudicar su rendimiento en vez de mejorarlo..si la quieren caretear hagan que el chabón vaya a rehabilitación 2 veces por semana, y sino dejen de romper las bolas. Ojo lo digo en general, no por el caso particular de Barrientos que representa todo lo que no me gusta en una cancha de fútbol..aguante el LOBO CORDONE
ResponderEliminarQue jugador subestimado e injustamente perseguido Barrientos.Barrientos no es picapiedras ni mala leche.Lo vi jugar una temporada entera
ResponderEliminarYo creo que con mandarlo a rehabilitacion es suficiente. Pero bueno, tambien esta lo del marketing del futbol como deporte sano y todo lo demas.
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