sábado, 31 de agosto de 2013
Mundial de Fútbol 1942
De acuerdo a los datos oficiales de FIFA, la continuidad de los Mundiales de Fútbol se vio seriamente interrumpida entre 1938 y 1950, por culpa de la idiotez humana que llevó a la Segunda Guerra Mundial. Por ello las citas fijadas para 1942 y 1946 quedaron solo como sanas intenciones en medio del polvorín. Eso es el dato oficial.
Sin embargo, en uno de los textos que dejó el escritor argentino Osvaldo Soriano se confirma que el certamen fijado para 1942, efectivamente, SÍ se realizó. La sede no fue algún pequeño estado europeo como Anglesey, Rijeka o el Tirol del Sur. No. El torneo se realizó en… la Patagonia argentina. Sí, es verdad. Y entre los referentes de ese Mundial perdido está don Casimiro, tío de Soriano, y William Brett Cassidy –hijo natural del bandido Butch Cassidy- quien andaba patiperreando por la zona. Incluso, este último ofició de árbitro en al final.
La génesis del Mundial 1942 fue la construcción de la represa de la Barda del Medio, en la Patagonia trasandina. En abril de ese año llegaron a la mencionada edificación ingenieros eléctricos del Tercer Reich alemán para instalar la primera línea telefónica en la región y así tener contacto directo con Berlín. Los teutones traían en su equipaje un balón de fútbol a válvula automática, según ellos inventado en Hamburgo.
El caso es que después de desafiar y golear a algunos improvisados equipos conformados por lugareños y obreros que trabajaban en la represa, se definió dar forma a ese Campeonato Mundial tan particular.
Según los registros del tío Casimiro compitieron Alemania, cuyo equipo era formado por los mencionado ingenieros de la línea telefónica aquella; Italia, representada por obreros piamonteses y emilianos que laboraban en la represa; Argentina, equipo integrado por obreros locales; Polonia, cuya selección era formada por sacerdotes y también obreros de esa nacionalidad; Francia, elenco que integraban intelectuales galos reforzados por tres chilenos (¡qué nunca falte el compatriota en los eventos importantes de la historia!); España, representada por almaceneros del lugar; agregando a los Guaraníes que eran obreros veteranos de la guerra con Bolivia y que jugaron bajo bandera paraguaya; Inglaterra, equipo formado para bajarle los humos a Alemania; y los Mapuches, quienes participaron pensando que en la Copa en disputa estaban los secretos que utilizaron los huincas para conquistar sus tierras.
Incluso, hubo subsedes… lo que da cuenta que el torneo fue seriamente organizado. En la Barda del Medio clasificaron los italianos, que superaron a guaraníes y polacos. En Villa Centenario avanzaron los alemanes, que dieron cuenta de franceses y argentinos. Y en la subsede de la Ruta de la Tierra, cerca del prostíbulo del sector, el representativo mapuche clasificó directamente a la final tras dejar en zaga a españoles e ingleses.
* Una particular semifinal. Para definir al rival de los mapuches en la final, se midieron italianos y alemanes. El árbitro fue Cassidy, a quien le robaron su dólar de oro justo en el momento que hacía el sorteo con los capitanes. Y como no tenía un pito, decretaba sus sanciones con un disparo al aire.
Para este duelo, los alemanes ingresaron luciendo cascos, para protegerse de la marca rival; y alfileres, para salir airosos en las pelotas disputadas cuerpo a cuerpo. Los italianos, en tanto, camuflaron pimienta en sus equipaciones, para lanzarle a los ojos de sus rivales. Cuando ese atentado alfair play fue descubierto por el referí Cassidy, sancionó tres penales a favor de los germanos. Los correspondientes servicios estuvieron a cargo de un ingeniero prusiano que cada vez que iba a chutear, se acomodaba sus lentes. Mediante la vía desde los doce pasos, marcó dos goles que eliminaron a los italianos… impidiendo, de paso, que anotaran el tricampeonato mundial contando los laureles de 1934 y 1938.
* La final. El día de la final (según el propio Soriano, “un domingo gris que la historia no recuerda”) comenzó a funcionar el teléfono directo a Berlín para comunicar lo que sería la victoria alemana, el triunfo de la raza aria sobre los mapuches.
En la interpretación de los himnos, como los mapuches no tenían país reconocido protagonizaron una danza que solicitaba auxilio a sus dioses.
Según el tío Casimiro, apenas comenzó el partido se desató un granizo tremendo. Obviamente, se pensó en suspender el pleito pero los alemanes se negaron porque ya habían avisado a su país que eran los campeones. Y por ende, tenían que confirmarlo en el juego mismo.
Era tanto el granizo, que además del barrial de la cancha, los arcos no se veían. A pesar de ese escenario, el encuentro se extendió hasta medianoche, cuando le avisaron a Cassidy que los arcos habían desaparecido. Ante la emergencia, se envió a un destacamento a buscar los implementos pero nunca más se supo de esos exploradores. El caso es que cuando amaneció, ni siquiera había pelota con qué jugar. Pero los mapuches seguían saltando y haciendo gestos como si estuvieran dominando el balón. En eso, sonó el teléfono: era una llamada desde Berlín, en la cual se escuchaba el discurso del mismísimo Adolf Hitler.
Y sucedió que, al decir del propio Soriano, “uno de los arcos apareció de pronto en lo alto de una colina, a la vista de todos, y las mujeres reanudaron su danza sin música. Una de ellas (…) fue al encuentro de la pelota que caía de de muy alto, de cualquier parte, y con una caricia de la cabeza la dejó dormida frente a los palos para que un bailarín descalzo que reía a carcajadas la empujara derecho al gol”.
Según el mito, William Brett Cassidy anuló ese gol con balazos al aire. Pero el tío Casimiro rejura que validaron ese tanto. Lo único cierto es que en los registros oficiales no aparece la disputa del Mundial de 1942. Y menos, que el campeón fue el equipo formado por unos mapuches sin patria reconocida.
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me acorde de los cuentos que ponia Garza aqui, es una historia parecida.
ResponderEliminarLinda historia, buen post Aldo.
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